
Andalucía; 1857, Otoño
No muy lejos de hay, se encontraba una voluminosa vivienda de aspecto antiguo... con grandes extensiones de tierra, y de tejado de color arcilla; que se situaba en el campo, en soledad de las demás viviendas. Tenía una bodega de exterior; esas bodegas en las que guardabas el vino, todo en grandes barriles de madera; todos muy agrupados para después ser rellenados en botellas de vidrio. El aspecto de aquella bodega se le caracterizaba por su gran tamaño y por su aspecto bastante descolorido, por dentro era igual; los hierros estaban oxidados y por la noche se escuchaba sus chirridos, y su suelo de arena, estaba rojizo y pegajoso ya que muchas gotas de vino salían de las estropeadas llavecillas.
Al lado de la bodega, estaba aquella
vivienda, que era también bastante grande y descolorido; se ve que este
territorio tenía sus años. La casa tenía 3 plantas, (la principal, los
cuartos y el ático)
En ella vivían 2 hermanos, que eran herederos de aquel lugar bastante siniestro.
- El primero era Federico De Mendoza, era un hombre muy esbelto y alto, que sufría de una extraña enfermedad que afectaba a las estructuras del cuerpo, que le provocaba aquel extraño físico que tenía ; no obstante, era una persona muy elegante y educada, aunque no solía lavarse a menudo, y a veces se dejaba crecer el vello. Se dedicaba principalmente en el sembrado y recolecta del terreno.
- El segundo era el hermano mayor, llamado Santiago Martín De Mendoza, era un hombre corpulento, de cuello corto, cabeza achatada, rostro serio y con un gran mostacho, aunque también solía llevar a veces una gorra gris consigo.
- También, se encontraba una pequeña niña de 8 años llamada Margaret, de pelos rubios como el trigo y amante de la lectura, era de la familia y estaba viviendo durante unos meses con ellos ya que sus padres tenían que ir lejos por un asunto de buscar trabajo.
Frederick y Margaret se llevaban siempre
muy bien, jugaba con ella y se divertían, sin duda alguna había gran
cariño entre ellos, no obstante, Santiago era más egoísta, no hablaba
casi nunca con ella, cosa que Frederick odiaba.
Frederick, cuando veía que Margaret se
ponía triste, la llevaba siempre a un lugar “secreto” que el decía
conocer, en el había un gran río, y se dedicaban durante ese tiempo a
coger alevines que pasaban por ahí. Un día, Frederick le dice a Margaret
por el camino a casa, con voz alegre: ¡Los niños como tu son la razón
por la que me hacen sentir cada día tan vivo!, Margaret se ríe, le da
las gracias y le dice que es su mejor amigo.
Una noche nublada, Margaret dormía en su
cuarto, que era el ático donde se guardaban los trastos; era polvoriento
y oscuro, pero se podía vivir. Cuando de repente escucha unos ruidos
que provenían de afuera, en la bodega. Era las dos menos diez, y se
podía ver por la ventana que la bodega estaba iluminada, y se veían unas
sombras moviéndose, Margaret, bajo cuidadosamente por las escaleras de
madera y se acerca a la puerta, tras girar el pomo se da cuenta de que
está cerrada con candado, Margaret empieza a sospechar de que algo
estaba ocurriendo....
Margaret va a la cocina, sube encima de
una mesa y abre una ventana de madera, después sale al exterior y va
andando descalza silenciosamente hasta la bodega, hasta que al final
llega a la gran puerta de metal oxidada. Margaret se acerca
sigilosamente y observa que en realidad dentro de la bodega estaba
Frederick y Santiago discutiendo por un tema …
-Frederick: No tiene porque ser así, debe de haber otra forma de arreglarlo....
-Santiago: Que digo que no
hay otra forma. No hay ninguna otra cosa que hacer, habrá que
venderlo.(Decía enfadado mientras toma un trago de vino).
-Frederick: Pero.... entonces donde iremos a vivir, que será de la niña, necesita un hogar mientras sus padres están afuera.
-Santiago: Ahora a mi no me
importa esa cría, lo que importa ahora es que vamos a hacer nosotros
ahora; es que te crees que podemos pagar todas estas deudas, ¿eh?. ¡NOS VAN A ECHAR DE NUESTRA PROPIA CASA! (Decía gritando, mientras su rostro se ponía rojo), yo voy a firmar y fin.
-Frederick: Santiago... yo
no pienso dejar que firmes eso ( decía seriamente ), nos va a meter en
problemas, suelta esa hoja, seguro que de alguna forma podemos arreglar
todo esto, venga..(Frederick se acerca a el, pero Santiago se aleja).
-Santiago: Hagas lo que
hagas, yo voy a firmar los papeles(toma otro trago), no pienso meterme
en líos con los de la agencia tributaria... (suelta el vaso de forma un
poco brusca en una mesilla de madera y se larga), pero Frederick le
para.
Margaret seguía mirando, algo asustada, ya que piensa que podía pasar algo malo.
Frederick se acerca a el, pero Santiago le
empuja de tal forma que acaba haciéndole daño en las costillas y en la
espalda.Frederick gritaba de dolor, es como si se le hubiera salido un
hueso del cuerpo, pero se volvió a levantar, dolorido, e intento de
nuevo coger la hoja.
-Frederick: Santiago, eres un idiota, me has echo daño... mi columna... ¿Es que te has olvidado de lo que tengo?.
Santiago seguía mirando seriamente....
En el segundo intento, todo acabo en una
inevitable gran pelea, ambos se agarran y empiezan a pelear; aquello era
un caos, y después, Santiago, agarra una tabla de madera y le da con
todas sus fuerzas en la cara de Frederick. En ese momento Margaret,
totalmente espantada y desesperada se le escapa un “NO”...pero
afortunadamente parece que Santiago no lo escuchó.
Frederick cae al suelo, con los ojos
totalmente abiertos, y empezó a salir sangre por su boca. Santiago, se
queda mirando el cuerpo de Frederick por unos segundos, inmóvil, con
cara pálida y sin vida, después tira la tabla al suelo, se agachó e
intento encontrarle el pulso ….
No lo tenía......
El rostro de Frederick estaba totalmente desfigurado, no se le podía reconocer.
Entonces Santiago se levanta, con la
cabeza agachada y dice:”Mira lo que me has hecho hacer, todo por tu
culpa”, (respira hondo y libera un desagradable suspiro)..
Después vuelve a mirar el cuerpo de
Frederick durante unos segundos más, coge de sus pies, y arrastra su
cuerpo hasta el fondo de las paredes de la bodega, donde coge un saco de
tela llena de ropa. En ese momento, Margaret aprovecha y sale corriendo
de la bodega, con mareos y fuertes presiones en la cabeza... Sube de
nuevo por la ventana, pero las prisas provocan que apoye mal el pie y
acabe cayendo; provocandole una herida en la pierna derecha, querría
gritar pero lo aguantó, y subió lo más rápido posible a su cuarto.
Una vez ahí, pensó por un momento que todo
lo que vio era en realidad una pesadilla, que todo esto no podía estar
pasando... se sentó en su cama, y empezó a llorar, hasta que al final
acabo dormida.
Más tarde, Margaret se vuelve a despertar;
cerca de las tres y media, siente como si algo o alguien la estuviera
observando, y escucha unos siniestros susurros que la llaman, mira
asustada por toda la habitación cuando de repente, ahí estaba....:
UNA SILUETA, una silueta negra de un
hombre muy alto que la observaba, con un extraño gran sombrero acabado
en pico y con otros cuatro picos alrededor de su base, tenía un traje,
unos pantalones ajustados y unas botas acabadas en punta.
Margaret se llevo un gran susto, pero por
alguna razón no podía mover el cuerpo, y sus cuerdas vocales no
funcionaban ; estaba totalmente paralizada, solo podía ver y mover el
cuello. A aquel ente no se le podía ver su rostro, pero su presencia y
aspecto provocaba un terror horrible, la silueta seguía mirándola...
inmóvil. Entonces, Margaret gira el cuello, intenta ponerse boca abajo y
cierra sus ojos con todas sus fuerzas, y escucha como las respiraciones
de aquel ser se acercaba a ella, hasta que en un momento...desaparece.
Al día siguiente, Margaret se levanta de
la cama, bastante tarde, con gran sueño...Y al apoyar la pierna derecha,
siente el dolor de la herida, lo que le viene directamente a la mente
todo lo que ocurrió ayer. Estaba asustada de tener que bajar ya que
tenía miedo de encontrarse a Santiago, pero finalmente bajo, con miedo, y
al llegar al último escalón, se encuentra a Santiago, apoyado en la
pared, y le pregunta: ¿Has dormido bien?, y Margaret le responde mirando
un poco al suelo: ”Si”.
Entonces Santiago mueve la cabeza como
diciendo “vale”y le dice: Tu tío Frederick a tenido que irse lejos, para
un asunto económico, así que no te preocupes. Margaret le vuelve a
responder y después se larga.
Margaret, baja por las otras escaleras
para llegar a la planta principal, y ve a Santiago, con cara de enfadado
y suspirando, mientras mira determinadamente por la ventana. Margaret
pensaba que fuera había algo que Santiago estaba ocultando, entonces
espera el momento que se alejara. Margaret aprovecha, mira por la
ventana, y ve que al fondo del trigal había un espantapájaros.
Se imaginaba lo peor....
En unos instantes, Santiago coge su gorra,
y sale por la puerta con una maleta, y Margaret, aprovecha para salir
afuera para ver el “espantapájaros”. Pasa por el trigal, y al llegar al
espantapájaros, le da un “shock”. El
espantapájaros era Frederick disfrazado... podía reconocerlo, pero lo
peor no era eso, sino que la vestimenta que llevaba era la misma que la
de la silueta negra que vio por la noche.
Tenía un sombrero negro igual que la
silueta, llevaba dos camisetas, la interior era negra y la exterior era
de un marrón muy oscuro, llevaba pantalones de color grisáceo , y
llevaba las mismas botas que vio. Además, llevaba unos guantes negros y
su cabeza estaba envuelta con un saco atado con una cuerda; con dos
botones al lugar de sus ojos. Se podía ver como todavía echaba sangre
por su boca... Solo se reconocían sus pelos. Margaret volvió corriendo
como podía hacia la casa, antes de que Santiago llegase y la pillara
fuera. Cuando llega a la casa, sube a su cuarto, se sienta en la cama, y
escucha unos graznidos, podía ver por la ventana como unos cuervos se
acercaban al cuerpo de Frederick.
Era cerca de las 18:30, seguía en el
cuarto suyo, cuando Santiago, con una voz fuerte, le dice que baje.
Margaret baja preocupada, y ve a Santiago en el comedor, sentado en la
silla,con las velas encendidas y con comida en la mesa. Santiago le dice
que se siente, que era la hora de cenar. Se sienta, asustada, y de
pronto ve por la ventana a un par de cuervos, que parecían que la
miraba; Margaret se sentía extraña. Santiago la miraba fijamente
mientras cortaba el pan con un cuchillo; la miraba con sus ojos
legañosos , agachaba la cabeza y suspiraba; se le veía con cara de
paranoico, y se podía escuchar a los cuervos graznar encima del tejado.
Al rato, le dice con voz muy seria:
Margaret, podrías levantarte para coger el tenedor que esta a mi
derecha. Se levanto.. tenía el corazón acelerado, pensaba que le iba a
acuchillar, se acerco lentamente al tenedor cuando de repente..., se
escucha unas botellas de cristal que se caen de la bodega. Santiago, se
levanta enfurecido, golpea la mesa, coge la escopeta y grita: Malditos
cuervos..., y sale por la puerta mientras manda a Margaret subir a su
cuarto.
Margaret está en su cuarto, más aliviada,
cuando escucha el grito del tío Santiago. Se asoma por la ventana y ve a
Santiago apuntando con su escopeta, retrocediendo, y gritando: ¿QUIÉN ERES?, EL ESTÁ MUERTO.
Margaret no entendía lo que estaba pasando, hasta que ve que alguien se
le estaba aproximando lentamente; no podía creer lo que veía sus ojos,
era aquel espantapájaros, solo que con la ropa rota y descosida y además
llevaba una guadaña de su misma altura.
A unos pocos metros de el, Santiago gritó: VOY A DISPARAR, JURO QUE VOY A DISPARAR
(mientras recarga el arma). El espantapájaros se detiene, y se queda
observándole, inmóvil.... En ese momento, unos cuervos se acercan a
Santiago de forma peligrosa y Santiago, los ahuyenta de una patada, pero
después de eso, los cuervos le atacan. Santiago gritaba, pedía socorro;
los cuervos estaban cubriendo y picoteando su cuerpo, se podía oír como
le desgarraban la carne, hasta que al final cubrieron su cara.
Margaret no pudo aguantar más todo lo que
veía, cerro los ojos; seguía escuchando los gritos de Santiago, pero
después se escuchó un disparo y todo acabó.
Margaret volvió a abrir los ojos, miró por
la ventana y vio que el cuerpo de Santiago había desaparecido, solo
había plumas de cuervos y aquel extraño espantapájaros. Miró fijamente
al espantapájaros, pero de pronto, el ser giro su cabeza y mira al
cuarto de Margaret, revelando su aterrador rostro. Margaret cae atrás
por el susto, su rostro era como la de un diablo o una calavera, ( no
tenía ojos, ni nariz, y tenía una macabra sonrisa que le llegaba de
extremo a extremo, con dientes tan afilados y finos como agujas ).
Margaret volvió a mirar, y no lo veía,
pero se dio cuenta en ese mismo momento de que aquel espantapájaros no
era Frederick en carne y hueso, ya que el cuerpo sin vida de Frederick
seguía en el trigal. De repente, se escucha como si alguien estuviera
subiendo por las escaleras; se escuchaban unas botas, Margaret se acerca
a las escaleras, y al llegar, escucha respiraciones detrás suya, se da
la vuelta y se encuentra con aquel ser.
Margaret se asusto y corre, sale al exterior y busca donde esconderse mientras cada paso que daba era dolor.
No podía ver nada, solo había niebla,
hasta que al final se encuentra con un pequeño edificio abandonado con
un antiguo pozo dentro. Margaret se esconde dentro del edificio y se
sienta al lado del pozo, no escuchaba nada, solo había silencio, pero lo
que no sabía es que durante todo ese tiempo, aquel ser estaba detrás de
ella. Tras darse cuenta, rendida se tumba y empieza a llorar, pero el
ente no le hace daño, simplemente la observa, y le acaricia la cara
mientras susurraba: Margaret....
Después, el ente le intenta dar la mano,
pero Margaret le ignora, cierra de nuevo los ojos con fuerza, y al
abrirlos, desaparece... y nunca más lo volvió a ver.
Fuente: http://es.creepypasta.wikia.com/wiki/El_Criacuervos
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