LA CHINIGUA, quien se aparece bajo la forma de la mujer que uno más ha amado – o podría llegar a amar – en su vida. LA CHINIGUA
llama a sus víctimas desde lejos, mantiene la distancia cuando éstas
la siguen y termina perdiendo a los hombres en la espesura, o
haciéndolos caer al mar y ahogarse. Se cuenta de un joven, el único,
que logró darle alcance y derribarla, pero cuando la desnudaba, la
bella mujer se le transformó en horrendo espectro. A este joven, sin
embargo, LA CHINIGUA lo perdonó porque, mujer al fin, se sintió halagada por haber despertado tanto deseo.
Nadie sabe a ciencia cierta quién era LA CHINIGUA, ni porque hace lo que hace. Algunos dicen que su misión es vengarse de la mala vida que los hombres dan a las mujeres. Otros aseguran que se trata de una jovencita que dejó a su familia para seguir a un marino, y que éste la abandonó en la playa de Macuro, donde ella murió de tristeza…
Nadie sabe a ciencia cierta quién era LA CHINIGUA, ni porque hace lo que hace. Algunos dicen que su misión es vengarse de la mala vida que los hombres dan a las mujeres. Otros aseguran que se trata de una jovencita que dejó a su familia para seguir a un marino, y que éste la abandonó en la playa de Macuro, donde ella murió de tristeza…
Lo que sabemos a ciencia cierta es que LA CHINIGUA es la manifestación temible del espíritu femenino, de esas diosas ancestrales que siempre han gobernado estos parajes. Como LA MAYA, a quienes los indígenas pedían buena cacería, que en la tierra se encarna, en una bromelia gigante localmente conocida como CHIGÜI-CHIGÜI,
y en el cielo resplandece en la constelación de las cabrillas. Ese
espíritu femenino que tiene versiones amables y protectoras en la YEMAYA, del culto afro-cubano.
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