miércoles, 8 de junio de 2011

La maldicion del exorcista

Aunque pueda parecer increíble, una aparente maldición se cierne sobre las personas que en algún momento y de alguna forma han tenido algo que ver con el tema de El exorcista. El propio Blatty ha confesado que ya cuando escribía los últimos capítulos de la novela vivió una interminable serie de extrañas y misteriosas experiencias que le hicieron dudar de su integridad mental. En gran parte atribuye a autosugestión lo ocurrido, si bien reconoce que le han pasado ciertas cosas para las cuales no encuentra una explicación racional y cree que son verdaderas manifestaciones de “entes desconocidos.”
También al que filmaba El exorcista le currieron unos sucesos extraños que, por una serie de motivos comerciales, no les han permitido hacer públicos. Por ejemplo, la noche en que se inició el rodaje de la pelícuua, inexplicablemente empezaron a arder los estudios cinematográficos de la Warner en Hollywood. Quizá fue una coincidencia, lo mismo que el hecho de que Jack MeGowran, actor que interpretaba un importante personaje en la película y que murió, al fin, en ella, acabó muriendo en realidad poco después de haber finalizado el rodaje de la película. Otra “coincidencia”: el jesuita Tom Bermingham, consejero técnico de la película, tuvo que ser hospitalizado urgentemente, ya que le apareció un tumor en su brazo y hubo que extirpárselo.
La joven Linda Blair que estaba encinta, fue violentamente derribada por su favorito. Además de correr gran riesgo físico, perdió el hijo, lo cual le causó el consiguiente trauma, que dejó ciertas secuelas en su psicofísico. Por otra parte, en la versión teatral de la obra estrenada en el “Teatro Comedy” del West End, en Londres, el papel de posesa lo interpretaba la bella actriz Mary Ure, la cual murio la misma noche del estreno, después de la representación, en misteriosas circunstancias, no aclaradas todavía. La actriz representaba el papel de una posesa en la que había penetrado el espíritu de un muerto. Durante la representación se tiraba al suelo, se desvanecía unos segundos, volvía en sí ya posesa; tanto por su voz como por sus gestos, se veía que dentro de ella se hallaba otro espíritu que gritaba, aullaba, se transformaba en una bestia salvaje. La noche del estreno, los espectadores del “Teatro Comedy” se estremecieron al oírla hablar con aquella voz tan diabólicamente maligna, de ultratumba. Según dijeron los críticos, “jamás había salido antes de su garganta un tono de voz semejante,” opinión en la que coincidieron sus mismos , quienes la felicitaron por haber “vivido” tan extraordinariamente su papel de posesa demoníaca. A la mañana siguiente, a eso de las once y media, fueron a buscarla a su apartamento y la encontraron muerta. Estaba tendida en la cama, con síntomas de haber vomitado. Su rostro había perdido toda su belleza y mostraba una horrible mueca. Llamado el médico, la examinó y certificó que había muerto por asfixia a causa de los vómitos, que le sobrevendrían cuando dormía. Sea como fuere, los forenses no han dicho por ahora su última palabra. Su muerte es un enigma, y sabemos extraoficialmente que se encuentran ante uno de los casos más difíciles de determinación del origen de la muerte.
Sea como fuere, lo cierto es que Mary Ure se retiró a su casa á las tres y media de la madrugada, y ya nadie más la volvió a ver con vida. Según parece, la muerte le sobrevino tras un violento de “extraños vómitos”, cuyos restos fueron encontrados junto a ella, y todavía no hay una explicación oficial y plausible que aclare tan misteriosa muerte. ¿Quizás estaba realmente posesa?

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